Un breve descanso


Usualmente en el trópico un viñedo puede producir 2 cosechas al año e incluso no es extraño encontrar algunos que producen las 3, pero esa practica me parece que agota demasiado a las plantas.

Este año he decidido hacer un receso y dejar las plantas en un largo descanso que posiblemente se prolongue hasta inicios de noviembre. Con el descanso busco balancear un poco los periodos de producción, de manera que coincidan mucho mas con los meses de verano y de esa forma procurar que las uvas maduren en mejores condiciones y alcancen mayores niveles de azúcar; pero también busco evitar que la producción coincida con los meses de lluvia y así disminuir la aparición de hongos que puedan ocasionar graves daños. Es bien es sabido que el trabajo de todo un año se puede perder en cuestión de horas.

Pero mientras las plantas descansan las labores continúan porque siempre hay algo que hacer o preparar. Tender nuevos alambrados o arreglar los existentes, eliminar malezas, abonar las plantas o sembrar algunas cuantas son solo algunas de las ideas que me pasan por la cabeza mientras escribo este texto.

Pero también hay tiempo para la contemplación y la relajación.
Con frecuencia suelo recorrer el viñedo a altas horas de la noche, ya que en medio de la oscuridad y el silencio se siente una paz que te envuelve y te transporta. Pero también es la oportunidad de apreciarlo y descubrirlo desde otra perspectiva. Es durante la noche cuando el viñedo duerme y descansa, pero a su alrededor la vida hierve en actividad.

Con asombro descubro que gran cantidad de pequeñas arañas han convertido a las plantas en su hogar, instalando sus telarañas en las noches para atrapar los pequeños insectos que se aventuran a volar en la oscuridad. Otros en cambio utilizan las hojas para sus cortejos amorosos nocturnos o para colocar sus pequeños huevos que darán origen a una nueva generación. Hay pequeñas ranas arborícolas que suelen dormir entre las hojas secas de las plantas emergiendo en la noche para alimentarse de insectos y arácnidos y mantener su población en equilibrio. Igualmente pequeños lagartos y serpientes cazadores de pequeñas creaturas se ocultan entre la maleza esperando pacientemente sus presas.

Durante el día revolotean entre el viñedo algunas variedades de pájaros, algunos utilizándolo como refugio, otros buscando alimentarse de insectos y bichos, pero no faltan los que van detrás del trofeo mayor… las tiernas y jugosas uvas que cuelgan de los racimos. Estos últimos debo anotar son una verdadera molestia sobre todo cuando hay un viticultor celoso pendiente de sus plantas y sus frutos.

Siempre he pensado que el fin del viñedo es producir un vino que posea características propias, pero debo reconocer que el viñedo me ha aportado grandes cosas a nivel personal. He aprendido que todo se desarrolla y da a su debido tiempo, a que hay que buscar un equilibrio y que cada elemento que haga parte del viñedo tiene su propia razón de ser o estar… es casi una postura filosófica ante la vida y en esa medida es mucho por lo que hay que estar agradecido.

Comentarios

Ofmoreno dijo…
seria bueno que todos pudiéramos tener un pedazo de tierra que nos diera tantas cosas buenas; bueno en realidad seria bueno que nos diera aunque fuera las cosas básicas, pero bueno así es este mundo, espero al menos llegar a conocer un poco las tierras que dan esas deliciosas frutas....saludos

Entradas populares